Introducción
La implantación de dispositivos cardíacos es clave en patologías cardíacas, pero las complicaciones postoperatorias como hematomas e infecciones son relevantes, prolongan la hospitalización, aumentan costes y deterioran la calidad de vida. La enfermería es esencial en su prevención y manejo temprano. La TPN es eficaz en reducir complicaciones quirúrgicas. Este protocolo busca estandarizar la aplicación de TPN en implantes de dispositivos cardíacos para minimizar hematomas e infecciones, basándose en evidencia y experiencia clínica.
Métodos
Este protocolo para aplicar TPN tras implante de dispositivos cardíacos se basa en una revisión exhaustiva de la literatura científica y guías de práctica clínica. Establece los siguientes puntos clave: criterios de inclusión (adultos en implante o recambio de marcapasos, DAI o TRC), valoración preoperatoria de factores de riesgo, aplicación de TPN inmediata post-cierre con presión continua de -125 mmHg durante 7 días (salvo contraindicación), manejo y mantenimiento del apósito (sellado, monitorización, cambio si es necesario), retirada del apósito a las 7 días con evaluación de la herida, cuidados posteriores (monitorización diaria de signos de infección o hematoma, educación al paciente) y documentación detallada del proceso y estado de la herida.
resultados
Las intervenciones enfermeras prioritarias en este protocolo son asegurar la correcta aplicación y mantenimiento de la TPN, realizar una monitorización precoz de la herida para detectar hematomas o infecciones, y educar al paciente y familiares sobre los cuidados y signos de alarma. Los indicadores clave para evaluar la efectividad son la incidencia de hematomas que requieran intervención, la incidencia de infección (superficial o profunda con necesidad de antibióticos), la tasa de reingresos por complicaciones de la herida a los 30 días, y la satisfacción del paciente con la TPN y la cicatrización.
conclusiones
La implementación de este protocolo de TPN post-implante cardíaco es una estrategia basada en la evidencia para optimizar cuidados enfermeros y minimizar riesgos postoperatorios. Reducir hematomas e infecciones puede disminuir la estancia hospitalaria, costes sanitarios y mejorar la calidad de vida. La monitorización continua de los indicadores permitirá evaluar y ajustar el protocolo para optimizar su impacto.